A veces sucede que sentimos muchas ganas de comer justo cuando estamos atravesando un periodo de rabia, miedo, tristeza o ansiedad y no se trata de una necesidad real de alimentar el estómago, a esto le llamamos hambre emocional, un trastorno alimenticio que está relacionado directamente con las emociones.

El hambre emocional es una conducta desequilibrada que está motivada por factores psicológicos, biológicos e incluso familiares. En este sentido, la comida representa un alivio temporal para una situación o problema que se está experimentando.

 

El ciclo del hambre emocional

En ocasiones las personas sienten frustración, soledad, problemas en el trabajo y con la familia, aumenta el estrés, sufren ansiedad… y así un sinfín de aspectos que desmotivan ante el día a día. Es en este momento donde te refugias en placeres simples como comer.

Puede que aumentes de peso y no sabes cuál es la razón, sin embargo, vas a la nevera a buscar algo para masticar sin realmente necesitarlo, y comes más de la cuenta pensando que tu cuerpo tiene “hambre real”. Tomas la decisión de evitar las comidas excesivas, pero un nuevo detonante sacude tu vida y vuelves desesperadamente a buscar saciar tu apetito emocional, en este caso tu carencia, entrando en un círculo vicioso, del cual es difícil salir.

Es importante determinar las causas reales del hambre emocional, si se trata de llenar un vacío para el cual la comida es la recompensa. Por lo general, esto sucede cuando se te dificulta procesar emociones difíciles o te sientes cansado/a o más bien rendido/a ante una situación. Busca siempre en tu interior o un especialista y hallarás las respuestas para comenzar un cambio de hábito.

 

Identifica qué tienes: hambre emocional vs hambre física

Comer por estímulo emocional puede confundirse con el hambre de tipo fisiológico, por esto, es primordial identificar las diferencias entre una cosa u otra:

Emocional

  • Es repentina
  • Se hace urgente
  • Deseo de comidas específicas
  • Sentirse lleno no es saciarse
  • Sentimiento de culpa
  • Vergüenza o tristeza

Fisiológica

  • Gradual
  • Puede esperar
  • Está abierta a varias opciones
  • Te sientes satisfecho y es suficiente
  • No hay sentimientos negativos

Es clave identificar esas diferencias para atacar esas emociones de forma adecuada, pues la comida no es la respuesta más adecuada ¿Conoces por qué acudes a la comida?

 

Necesidades enmascaradas: cómo descubrir lo que sientes

El estímulo emocional está presente en cada episodio de nuestra vida, incluso, cuando vamos a comer. Puede que hayan emociones detrás de esta acción tan básica para el ser humano, por eso es importante que te preguntes lo siguiente cuando te dispones a comer o sientes el impulso:

  • ¿Por qué voy a comer?
  • ¿Siento hambre, ansiedad o aburrimiento?
  • ¿Me estoy sintiendo triste, por qué quiero comer?
  • ¿Tengo alguna molestia o algo de lo que no quiera hablar?

Al momento de comer también es necesario plantearte si estás disfrutando la comida, o qué sientes mientras comes.  Una vez termines de comer, pregúntate:

  • ¿Quedaste satisfecho/a?
  • ¿Sientes culpa?
  • ¿Qué tipo de sensaciones estás experimentando?

Estas preguntas te darán pistas sobre lo que sucede con tus emociones.

 

FOTO PABLO MERCHAN VIA UNSPLASH

Las 4 emociones negativas que te hacen comer de más

Como ya vimos anteriormente, es fundamental reconocer cuándo hay hambre emocional y cuándo este estímulo es fisiológico. Pero además, conviene reconocer cuáles emociones nos hacen comer más de lo normal. Hay 4 de que son las más comunes:

  1. Soledad: sentirnos solos y tristes puede inducirte a comer en exceso.
  2. Miedo a no ser aceptado/a: aunque no implica necesariamente comer de más, te enfrenta a un círculo vicioso de querer adelgazar con dietas y, al no conseguirlo, puede incitarte a comer.
  3. Culpa: por lo general usas la comida como premio o castigo.
  4. Ansiedad y/o estrés: un aumento de estados de angustia y estrés puede hacer que busques más comida de la habitual.

 

¿Cómo controlar el hambre emocional?

El hambre emocional surge como una respuesta a una carencia o algún problema, y lo primero que hay que hacer es acudir a un especialista para tratar ese sentimiento de inestabilidad que perturba tu vida. Una de las prácticas más recomendadas es el Mindful Eating para aprender a disfrutar realmente de la comida.

Además, también debes plantearte una rutina para no comer bajo una emoción con estas prácticas:

  • Establece un menú diario y sé estricto con los horarios de ingestas: esto evitará comer compulsivamente.
  • Come alimentos que sacien tu apetito, incluye incluir verduras o frutas y cualquier comida saludable.
  • Realiza algún deporte: es un buen hábito para calmar tu ansiedad, drenar y mantenerte positivo/a ante la vida.

Es importante identificar la ingesta emocional y la ingesta fisiológica, para no permitir que se convierta en un hábito, ya que acarrea consecuencias negativas para tu salud y bienestar.

La vida está llena de emociones, muchas veces difíciles de controlar. Esto puede afectar uno de los placeres del ser humano: el comer. Por eso debes hacerlo con conciencia y necesidad real. Comer debe ser una acción saludable y placentera, siempre y cuando no descuides tu salud mental y emocional, la cual debe ser una de tus prioridades a cuidar ante cualquier aspecto de tu vida.

Diego De Castro

Diego De Castro

Dietista Nutricionista y Coach de Nutrición

Soy experto en alimentación saludable y me dedico a ayudar a personas motivadas a generar nuevos hábitos que les permitan mejorar su calidad de vida y su salud.

Mis 10 años de experiencia en consulta y mi formación en coaching nutricional me han ayudado a implementar técnicas cada vez más eficaces.

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